Al lograr cierta madurez, en alguna suerte de reflexiones internas nos damos cuenta que en la medida en la que vamos viviendo persiguiendo nuestros objetivos, de cuando en cuando (algunas veces mas seguido que otras) se nos cruza esa profunda e inocente idea de que en nuestro recorrido se nos va a cruzar alguien, alguien especial, alguien que le da un color impresionante a tu vida. Vos creías que eras re feliz pero te cruzaste con alguien y ahora sentis que te corre un arcoíris por las venas.
Porque por mas inocente que sea la idea, esto sucede, y nos sucede a todos. Demás esta decir que están los que se dan cuenta, los que no se dan cuenta, los que se dan cuenta y no cuidan a esa persona, y los que no se dan cuenta, ignorantes de su entorno, y mueren pensando que ese alguien nunca pasó por sus vidas (que drástico).
La parte interesante de todo este tema es, aunque es de suponer, que no se sabe cuándo, cómo, dónde, y menos que menos quién. Y es por este factor tan esporádico que te puede pasar que en ese momento único, esa vez que por circunstancias de la vida te encontras lejos de tu casa, te cruzas con esta persona. Y peor aún, te das cuenta de que esa persona que te cruzaste en ese instante inoportuno es -esa- persona.
Claro, ahora vos te tenes que volver a tu casa, esa persona que circunstanciamente estaba ahi tambien vuelve a su casa, y te encontras con el arcoiris en las venas sin poder hacer nada porque ves que son dos puntos diferentes del globo, separados por una distancia enorme y asquerosa.
Pero pará, vos sos consciente de que ella te vuelve loco, que no contas las horas para saber algo de ella y decirle lo mucho que la extrañas, que con solo una palabra te saca la sonrisa mas pura que un ser humano puede esbozar. Sos consciente de eso.
Ahora bien, acá es donde quiero reflexionar, "sin poder hacer nada"?. ERROR. Enorme, magnánimo, apoteótico. Si se puede, obvio que se puede.
La distancia separa cuerpos, no separa corazones, entonces están esos valientes, que se cargan lo que sienten y te demuestran que son capaces de cruzar el océano para pasar tiempo con esa persona, porque sienten y saben que esa persona los hace feliz, los llena, los completa y los hacen sentir en la gloria de ser una persona realizada. Por otro lado estamos (y me incluyo) a los que la distancia nos hace pequeños, tan pequeños que no me alcanza toda la vergüenza que siento para expresar lo que somos.
Esta carta tiene dos mensajes implícitos. No tengo idea a cuanta gente puede llegar una entrada de un Blog que nadie conoce en un mar de melancólicos que al igual que yo buscan dejar plasmado en algun lado ese sentimiento que en ese instante se adueñó de sus almas. En todo caso, me interesa que este mensaje llegue a una persona en particular, y que en su momento, hace mucho hizo algo parecido por mí.
Si no sos esa persona, y te das cuenta obvio, tomá este texto como una referencia a futuro, un consejo o simplemente una experiencia que alguien compartió con vos.